Existe otra teoría que muy pocos conocen. Se habla de un castigo divino enviado por la Virgen Brava de la Iglesia de Santo Domingo, por causa de la desobediencia de algunos moradores, devotos y priostes que solían festejar su fiesta en el mes de agosto. Todo marchaba bien hasta que la festividad dejó de ser religiosa, para convertirse en pagana. Los organizadores comenzaron a realizar corridas de toros con volatería, chamizas y tomando alcohol en exceso.

 

El Padre Dávila les advirtió que si su actitud no cambiaba, un inminente castigo llegaría a la ciudad. Nadie le creyó, hasta la madrugada de ese 16 de agosto cuando la tierra emitió un ruido extraño desde lo más profundo de su interior y minutos después aconteció el terremoto.