Rafael Troya, fue un pintor ibarreño que nació en Caranqui en 1845. Hijo de don Vicente Troya y de doña Alegría Jaramillo. Cuando era joven sus padres lo enviaron a Quito para que se convirtiera en un Fraile religioso. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se dio cuenta que su vocación no estaba en el clérigo si no en la pintura.

 

Troya tiene un enfoque paisajístico, todas sus obras reflejan paisajes del territorio ecuatoriano. Entre sus obras pictóricas más reconocidas podemos encontrar; El Rio Pastaza, la cual se conserva en el municipio de Ibarra. Durante su trayectoria como artista, uno de sus logros más aplaudidos fue la creación de una escuela de pintura, que le permitió a Ibarra crecer en el arte.